Ap physics summer reading list.doc - Uncle Tungsten. By Oliver Sacks. By Carl Sagan. Galileo's Daughter. By Dava Sobel. Copernicus: Founder of Modern. Carl Sagan Carl sagan - El Cometa (1986).pdf Carl Sagan - Sombras de Antepasados Olvidados.pdf Carl Sagan - Vida Inteligente en El Universo.pdf Contacto - Carl Sagan.pdf Carl Sagan - El Invierno Nuclear.pdf Carl Sagan - Miles de Millones.pdf Carl Sagan - La Diversidad de la Ciencia.pdf Carl Sagan El_mundo_y_sus_demonios.pdf.
• Carl Sagan 1 CARL SAGAN UN PUNTO AZUL PLIDO UNA VISIN DEL FUTURO HUMANO EN EL ESPACIO Traduccin de Marina Widmer Caminal Editorial PLANETA ISBN Cuarta edicin: Noviembre de 2003 • Un punto azul plido. Una visin del futuro humano en el espacio. 2 PARA SAM OTRO NMADA. DESEO QUE SU GENERACIN PUEDA VER MARAVILLAS INIMAGINABLES • Carl Sagan 3 NMADAS INTRODUCCIN Pero decidme, Quienes son esos nmadas?
RAINER MARIA RILKE > (1923) Fuimos nmadas desde los comienzos. Conocamos la posicin de cada rbol en cien millas a la redonda. Cuando sus frutos o nueces haban madurado, estbamos all. Seguamos a los rebaos en sus migraciones anuales.
Disfrutbamos con la carne fresca, con sigilo, haciendo amagos, organizando emboscadas y asaltos a fuerza viva, cooperando unos cuantos conseguamos lo que muchos de nosotros, cazando por separado, nunca habramos logrado. Dependamos los unos de los otros. Actuar de forma individual resultaba tan grotesco de imaginar como establecernos en lugar fijo.
Trabajando juntos protegamos a nuestros hijos de los leones y las hienas. Les ensebamos todo lo que iban a necesitar. Tambin el uso de las herramientas. Entonces, igual que ahora, la tecnologa constitua un factor clave para nuestra supervivencia.
Cuando la sequa era prolongada o si un fro inquietante persista en el aire veraniego, nuestro grupo optaba por ponerse en marcha, muchas veces hacia lugares desconocidos. Buscbamos un entorno mejor. Y cuando surgan problemas entre nosotros en el seno de la pequea banda nmada, la abandonbamos en busca de compaeros ms amistosos. Siempre podamos empezar de nuevo. Durante el 99,9% del tiempo desde que nuestra especie inici su andadura fuimos cazadores y forrajeadores, nmadas moradores de las sabanas y las estepas.
Entonces no haba guardias fronterizos ni personal de aduanas. La frontera estaba en todas partes.
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Nicamente nos limitaban la tierra, el ocano y el cielo; y, ocasionalmente, algn vecino hostil. No obstante, cuando el clima era benigno y el alimento abundante estbamos dispuestos a permanecer en lugar fijo. Sin correr riesgos.
Sin sobrecargas. Sin preocupaciones. En los ltimos diez mil aos un instante en nuestra larga historia hemos abandonado la vida nmada. Hemos domesticado a animales y plantas. Por qu molestarse en cazar el alimento, cuando podemos conseguir que ste acuda a nosotros?
Con todas sus ventajas materiales, la vida sedentaria nos ha dejado un rastro de inquietud, de insatisfaccin. Incluso tras cuatrocientas generaciones en pueblos y ciudades, no hemos olvidado. El campo abierto sigue llamndonos quedamente, • Un punto azul plido.
Una visin del futuro humano en el espacio. 4 como una cancin de infancia ya casi olvidada. Conquistamos lugares remotos con cierto romanticismo. Esa atraccin, sospecho, se ha ido desarrollando cuidadosamente, por seleccin natural, como un elemento esencial para nuestra supervivencia.
Veranos largos, inviernos suaves, buenas cosechas, caza abundante; nada de eso es eterno. No poseemos la facultad de predecir el futuro. Los eventos catastrficos estn al acecho, nos cogen desprevenidos. Quiz debamos nuestra propia existencia, la de nuestra banda o incluso la de nuestra especie a unos cuantos personajes inquietos, atrados por un ansia que apenas eran capaces de articular o comprender hacia nuevos mundos y tierras por descubrir. Herman Melville, en Moby Dick, habla en favor de los aventureros de todas las pocas y latitudes: Me agita una atraccin permanente hacia las cosas remotas. Adoro surcar mares prohibidos. Para los antiguos griegos y romanos, el mundo conocido comprenda Europa, y unas Asia y frica limitadas, rodeadas de un mundo ocenico infranqueable.
Los viajeros podan toparse con seres inferiores, a los que llamaban brbaros, o bien con seres superiores, que eran los dioses. Todo rbol posea su drade* toda regin, su hroe legendario. Pero no haba muchos dioses, al menos al principio, quiz slo unas cuantas docenas. Habitaban en las montaas, bajo la superficie de la tierra, en el mar o ah arriba, en el cielo. Enviaban mensajes a los hombres, intervenan en los asuntos humanos y se cruzaban con nuestra especie. Con el paso del tiempo, cuando el hombre descubri su capacidad para explorar, empezaron las sorpresas: los brbaros podan ser tan ingeniosos como los griegos y los romanos. Frica y Asia eran ms extensas de lo que nadie haba imaginado.
El mundo ocenico no era infranqueable. Existan las antpodas. Tambin se supo de tres nuevos continentes, que haban sido colonizados por los asiticos en tiempos pasados sin que tales noticias alcanzaran nunca a Europa. Por otra parte, los dioses resultaban decepcionantemente difciles de encontrar. La primera migracin humana a gran escala del Viejo Mundo al nuevo se produjo durante el ltimo periodo glaciar, unos 11500 aos atrs, cuando las crecientes capas de hielo polar rebajaron la profundidad de los ocanos e hicieron posible el traslado por terreno slido desde Siberia hasta Alaska. Mil aos despus llegbamos a Tierra del Fuego, la punta ms al sur de Sudamrica.